Nombre: María Pilar de Juan Cantón
Lugar de nacimiento: Cármenes, León, España

Residencia actual: Alicante, España
Miembro desde: 25/06/2008

 


Poemas incluidos en esta página: 
 

- Mujer jardín.
- Brotar.
- Poema a un cuadro.
- A dos.
- Contigo.
- Tú y yo.
- El hilo de los besos.
- Una mano abierta.
- Poema de amor en el espejo.
- Mar, paraíso.
- He amado la tierra.
- Atardecer en la meseta.
- Café Tortoni.
- Plaza de San Telmo.
- Desnuda de mí.
- Otoño (Canto I y Canto II).
- Devolución.
- Vivir. 
- Vagabunda.
- Madre.
- Chavalín.
- Despedida.
- Berlín.
- Sin otro equipaje.
- Hojas verdes.
- Para Gloria

 

MUJER JARDÍN

 

Van a verte mis versos,
deja a sus perlas que adornen tus orejas.             
Así el jardín, pues no puede ir a verte,
te envía su perfume.
Hafsa Bint Al –Hayy Ar –Rakuniyya, siglo XII
 
Haz de tierra una casa y de la humanidad, un hombre.
                    Así quien venga, será siempre bienvenido.
                                                                                  Ibn Saraf, s. XI
 
                    Si de la tierra venimos, la Tierra entera es mi país
                    y todos los mundos mis parientes son.
                                                                                  Abû –L-Salt de Denia, s. XI
 
                                                                                              
 
¡Mujeres musulmanas, viajeras del mundo,
habitantes de una Tierra que soñaba acequias y jardines
y, después de habitar el paraíso hallado,
lo abandonasteis sin olvidar su perfume!
 
Amantes de la Luna y los mensajes velados en poemas que esperaban
respuesta a los afanes de amor y ausencia,
mujeres que trabajaron con sus manos sudorosas en campos y en versos,
que poblaron, humildes, palacios de agua sonora, calles y mercados, 
princesas o esclavas cantoras que alentaron la poesía,
como el ave cuida a sus crías, con mimo, paso a paso…
           ¡Poetisas de Al-Andalus!
 
Hoy, vengo a cantar vuestra huella de gacela,
vuelvo a vuestro huerto oloroso de jazmines
y, conmovida, beso la tierra madre que dio tales frutos.
 
 
 
 
BROTAR
  
            A  Pepe Biot, pintor de árboles y bosques…
 
Sí, quiero brotar cual tallo tierno
del centro madre de tus árboles,
trepar como hiedra verde siempre viva
por tus troncos milenarios,
saberme generación de generaciones
en el silencio roto de tu tronco
y duende laurisilva entre los azules.
Permanecer en los nudos añosos
de tus árboles, testigos en el tiempo.
Hundirme en la tierra, enredarme
a la vida y a la savia verde
cual raíz amante fortalecida en auge.
…Y volver contigo a la tregua del aire,
a las cumbres, al tiempo del reposo
y del vuelo.
 
 
 
 
POEMA A UN CUADRO
 
                     Mujer Tierra, mujer nube.
 
El espíritu del agua y la montaña
llenó de colores el agua y los atardeceres.
El espíritu del agua era una mujer inmensa
que llenaba la Tierra y los océanos.
Su cabello era rojo y dorado
y tan alto que llegaba a las nubes.
Lo que tocaban sus manos fecundas
germinaba, crecía, se expandía al infinito.
 
 
 
 
A DOS
 
 
Una mano sola
es ya hermosa
pues guarda la caricia.
Dos manos unidas
son el mundo entero.
 
Una mirada
dulcifica la vida.
Dos miradas
que se miran
son el Universo.
 
Un hombre
y una mujer
que se encuentran
por un instante
o toda una vida,
tienen en su regazo
el infinito.
 
Que no me falte
Que no me falten
tus manos,
ni tus ojos azules,
ni tus dedos entrelazados
al caminar
mirando el horizonte lejano.
Que no me falten tus caricias
ni el roce de tu cuerpo
en el ancho lecho de la noche.
Que no me falte
tu piel,
tu tacto suave,
tus palabras de aliento,
dulce amigo,
que hoy compartes conmigo
el camino de la vida.
 
 
 
 
CONTIGO
 
 
Compartir colores
y sabores,
risas y canciones,
el verde de las aguas,
el azul del cielo
y el silencio.
Contigo,
cerca o lejos.
 
 
 
 
TÚ Y YO
 
 
Tu luz y mi luz
harán un cielo estrellado.
Tu fe y mi fe
convertirán las penas
en sonrisas.
Tu calor y mi pecho,
juntos, sostendrán
el amor.
 
 
 
 
EL HILO DE LOS BESOS
 
 
Tus besos trepan
paso a paso
por mi cuerpo
y una descarga
de estrellas
me estremece
entre las paredes
de la noche.
Después viene
la mañana radiante,
azul, transparente
como tus manos
cuando me acarician.
Tu presencia lejana
ahora, cercana ahora,
me conmueve.
…Y ya no soy una,
sino dos cuerpos
y dos almas,
enredadas
por ese hilo fino
de los besos.
 
 
 
 
UNA MANO ABIERTA
 
 
Una mano abierta,
cual flor con sus cinco pétalos,
reposa sobre el muro blanco
de la sábana.
Una mano dormida
entreabierta al aire
bajo la Luna
entre dos cuerpos distantes.
Una mano, cual puente
entre dos muros de silencio,
duerme y se ofrece...
¡Cuánto la miré!
¡Cuánto quise acariciar
sus delicados huesos!
Después de las palabras rotas
permanece la ternura
de sus dedos.
Pero tú volviste la espalda
bruscamente…
Y te llevaste la mano,
la flor entreabierta,
el puente entre los cuerpos.
 
Tu nombre
Tu nombre de campanilla
se irá en la noche.
¡Que no vuelva!
No quiero sentir tu ausencia.
 
Quiéreme en el recuerdo.
Añórame. Yo te quise en silencio.
 
 
 
 
POEMA DE AMOR EN EL ESPEJO
 
 
Los caminitos de tus arrugas
son los que más quiero.
¡Cuánta vida latida
junto a ese párpado!
Navegaré por los caminos
de tus arrugas,
senderos fieles del tiempo.
Y hundiré la mejilla
en los surcos de tus manos,
testigos de lo eterno.
¡Déjame caminar por tus cicatrices
que te hacen única!
Déjame acariciar la pena contenida,
la risa cristalizada, ese guiño esplendoroso,
la espera esperanzada y la sabiduría
de que habrá otoños,
primaveras y veranos…
Tus arrugas me apaciguan:
Eres, soy, existo.
 
 
 
 
MAR, PARÁISO
 
                 Mar alentado como un brazo
                que anhela…
                             Vicente Aleixandre
 
Sola,
al atardecer
entre el horizonte ardiente
y tus aguas,
espejos dorados del ocaso,
juego y me sumerjo
en tus brazos.
Tus peces diminutos
acarician mis piernas
y tu infinita vida minúscula
me inunda
en la silenciosa
melodía del mundo.
Tú y yo, solos,
amorosamente juntos…
 
Y la noche que cae
y la vida que vibra
y se suaviza…
Sólo tu espuma,
tu música
y mi ser.
 
¿Quién habló del Paraíso
después de la muerte?
El Paraíso es aquí, ahora,
es la salada gota
que resbala por mi piel
y tu vaivén.
Y de nuevo nos entregamos
uno al otro,
nos dejamos ir
fundidos en una abrazo.
Y, juntos, bailamos
la perenne danza de las olas.
 
 
 
 
HE AMADO LA TIERRA
 
 
He amado la Tierra y sus gentes,
hombres, mujeres, niños
que han cruzado su camino
con el mío.
He amado intensamente
los bellos rincones de la Tierra,
del Este al Oeste, del Norte al Sur
dondequiera que me han llevado
mis peregrinos viajes.
He amado sus colores
y sus músicas,
sus comidas y sabores,
sus paisajes:
Río Neva inmenso y plateado,
Finlandia de lagos y bosques,
Estocolmo de puentes y barcos,
Noruega de fiordos y caballos,
Berlín de duro muro blanco,
Grecia y su archipiélago,
Estambul mágico,
Sofía fría y sola, Venecia de agua
y Roma de bullicio,
fuentes y cantos,
América grande como mi alma,
California de montañas y llanos,
Iguazú de pájaros y cascadas
y atardeceres rosados,
Argentina de Pampa y tango…
España de naranjos y almendros
blancos, España de lluvias verdes
y de desiertos campos.
 
 
 
 
ATARDECER EN LA MESETA
 
                                A Antonio Machado                     
 
Pero uno no puede morir
en los atardeceres
de cielo ancho y brillante,
de rosa fuego y limón,
cuando el viento mece los maizales,
cantan los grillos locos
y las ranas rituales.
Uno no puede morir todavía
mientras la belleza ensancha
el horizonte rojizo
en un mar de fuego
con los tejados recortados,
nítidos, contra el cielo,
las vacas mansinas,
el trote lento de las ovejas
en tropel desorientado
a mi paso…
Y crece el canto
de la tarde,
y todas las noches puras
del mundo salen a mi encuentro.
Noches de la selva,
de tierras rojas de Iguazú,
los sapos silbadores,
coatís, insectos pertinaces
de otros trópicos,
atardeceres rosados
de las seis en punto
de la tarde.
Resuena el canto de la selva
en mi pecho
junto al canto de la Meseta,
más suave, humilde, casi bendito.
El cielo rojo se despide,
se azula y oscurece…
¡La noche!
Uno no puede morir todavía
cuando la Tierra nos abraza
con su belleza silenciosa
y nos inunda con su fuerza.
…Y en un rincón del alma
late salvaje, agazapada,
nunca sometida,
la fuerza viva de la vida.
Decididamente, no,
uno no puede morir
todavía.
 
 
 
 
CAFÉ TORTONI
 
            Volver con la frente marchita
           la nieve en la sien…
 
Volver a ti,
Café Tortoni,
amado Tortoni…
Volver a tus tangos
de los viernes
por la noche.
¡Tango y poesía!
Buena mezcla
para un alma
herida.
¡Volver
a la hospitalidad
de tu gente!
Hablar con el de al lado,
palpar un corazón cálido,
abierto a la música
y a la palabra
recitada con pasión.
¡Volver a la poesía
de tu rincón de baile!
Volver a tus mosaicos,
a tus mesas de mármol
y  chocolate, a tu calor,
a tu arte.
 
Perdona
mi alma ausente
cuando te tuve cerca.
Aún así, me embrujaste.
-Porque ¿vos sabés?-
Todo Buenos Aires
rezuma música.
 
Volveré a tus mesas
y a tu rincón,
a vibrar con tus poetas.
Nunca un corazón extranjero
fue tan porteño
como el mío
aquella noche…
 
 
 
 
PLAZA DE SAN TELMO
 
                     No habrá penas ni olvido.
 
¡Bailar el tango mañanero
con los pies quietos!
Sentirse pueblo al fin,
sin fronteras ni países.
¿Argentina o española?
¡Qué más da!
Una sola alma que baila
y se desgarra,
que canta a la alegría
y a la pena
junto a otros de la mano.
 
 
 
 
DESNUDA DE MÍ
 
                 Nuestras vidas son los ríos…
                                        Jorge Manrique
 
Cuando contemplo
el fluir del río
de la vida
y recuerdo otros soles,
otras primaveras
que rozaron mi camino
con el suyo,
miro hacia atrás
y sonrío.
 
Ahora que ya no existe
el tiempo,
que ya no existe
el dolor,
y me he quitado
todos los trajes,
desnuda de mí,
miro hacia adelante
y sonrío.
 
 
 
 
OTOÑO
 
(Canto I)
 
Otoño, cuando contemplo
tus hojas secas,
cubriendo calles y caminos…
Y poso mis pies
sobre tus frutos,
siento el palpitar crujiente
del que amoroso se ofrece.
Otoño, tiñes de oro
y melancolía los árboles
aún frondosos.
Y año tras año
ante tu dignidad me sorprendo:
¡Cuánto esplendor para la muerte!
 
 
 
 
(Canto II)
 
 
Me vestiré de otoño
y esplendor dorado
para enterrar en el suelo amante
todas mis pequeñas muertes.
 
Y esperaré,
expectante,
cada marzo, cada abril,
en las nuevas hojas tiernas,
el rebrotar pujante
de la fuerza de la vida.
 
 
 
 
 
 
 
 
DEVOLUCIÓN
 
 
Cuando contemplo sus ojos soñadores
y su cuerpo inclinado sobre el papel,
luchando con las palabras
y las emociones de un verso,
vuelvo a ver la niña
que yo era…
Ellos, mis alumnos,
me ayudan a reconocerme.
Ellos me devuelven
la vieja inocencia.
 
Hay un amor sin palabras
en el que enseña a amar
la vida.
Hay un amor poderoso
en el que despierta la ilusión,
incluso sin tenerla.
Hay un amor agradecido
que la vida nos devuelve
cuando enseñas la esperanza.
 
 
 
 
VIVIR
 
 
Y cerrar la última página
del libro de la vida
o de una etapa más…
 
Y descubrir humildemente
que el “yo” no sirve,
ni el cambio a plazo fijo,
ni el tiempo de los relojes,
ni el “yo” o el “tú” separados.
 
Quizá la felicidad esté
en la fusión con la tierra,
el aire, la flor,
con el otro, tan inerme
y amurallado como tú,
en la transformación
momento a momento:
Ser hoy capullo apretado,
crisálida esperanzada,
tibio amanecer,
y mañana, flor abierta,
suave seda, ocaso dorado.
 
¡Esplendor sencillo
del conocimiento
sin tiempo prefijado
ni límites consabidos!
 
Vivir, fluir como el río,
siempre el mismo y no mismo.
Y reaprender
a vivir en el ahora,
sin pasado ni futuro,
volver a ser como niños
con la sabiduría serena
de los años.
 
 
 
 
VAGABUNDA
 
 
Se está bien  en la playa
al anochecer.
Soy,
estoy,
me siento libre.
Además,
si asomo a la esquina,
respiro mar salada.
Pero yo sé la verdad
que viene de la partida.
 
Libertad ¿serás siempre
partir, despojarse,
no echar raíces,
abandonarse a la ruta
de la vida imprevista?
 
 
 
 
MADRE
 
 
Madre,
vieja madre,
quisiera pasar
suavemente
una brisa por tu rostro
y borrarte las arrugas
y el dolor.
 
Madre, vieja madre,
quisiera elevar
tus hombros hacia el cielo
y que volvieras
a ser muchacha
como yo.
 
Madre, vieja madre,
quisiera entonar
un dulcísimo canto
y llenar tus oídos sordos
y cansados
de una música
incomparable.
Madre, vieja madre…
 
 
 
 
CHAVALÍN
 
 
Chavalín,
tu risa me pone alas
en el pelo.
¡Vamos a jugar
y a soñar
que el mundo
es como tú,
tan perfecto!
 
Quiero contarte
que la hierba seca
huele bien esta mañana
y que tu sonrisa abierta
ensancha el alma.
 
Y mira que eres trasto,
y mira que…Siempre preguntando:
¿Por qué el cielo es azul?
¿Por qué no pesa el aire?
 
 
 
 
DESPEDIDA
 
                  A mi padre muerto en otoño…
 
Ya no volverás
a la presa con Manuel
a escuchar
el susurro del agua
y el verdor trémulo de las hojas…
Es verdad, ya no.
 
Ya no volverás
a la partida del café
con los amigos,
a la tertulia,
ni al calor de la tarde compartida.
Es verdad, ya no.
 
Ya no volverás
a tu paseo solitario
camino del cementerio soleado
ni a contemplar el esplendor rojo
de la puesta de sol,
ni a sonreír con las travesuras
de Lucía.
 
Pero hoy,
por el mismo sendero
de tu paseo cotidiano
emprenderás un viaje
a otro lugar
donde siempre susurra el agua,
la hierba está verde,
la partida no se acaba
y los amigos no se van.
 
Un lugar donde el cielo
siempre está sereno
y el único billete
que se necesita
es estar en paz.
 
 
 
BERLÍN
 
          Caída del muro
 
¡Cómo amé, Berlín, tus calles
empedradas o de asfalto,
tus árboles y Grunewald
con sus lagos!
 
Cómo amé tu río
y sus orillas
de la mano amorosamente
recorridas…
Y el calor de los amigos,
la Mensa y los cafés…
 
Cómo admiré tu voluntad
de sobrevivir,
sabiéndote isla
de bosques y muro
rodeada.
Cómo se encogió mi pecho
cuando tus calles arboladas
se estrellaban contra el muro…
 
¡Cómo reí y lloré
aquel 9 de noviembre
en que dejaste de ser isla
y volviste a ser continente!
Aquel día, mi corazón
voló, cantarín, desde lejos
hasta tus calles.
 
 
 
 
SIN OTRO EQUIPAJE
 
 
Cuando se vuelve
del reino del frío
y has visto como Ella,
la grande y poderosa,
contempla burlona,
con una mirada casi compasiva,
los rencores y dolores humanos…
 
Cuando regresas de nuevo
al reino del frío,
a los pasillos interminables
donde Ella espera, impávida,
a los seres de ojos inermes
y cuerpos empequeñecidos
bajo la sábana blanca…
 
Cuando penetras, otra vez,
en el reino de las agujas afiladas
que inyectan líquidos de muerte
en tus brazos doloridos
y caes,
           caes,
                    caes al pozo oscuro
                              de la inconsciencia
de donde no sabes
si habrá  billete de retorno…
 
Y cuando comprendes
que, en realidad,
no tenemos un tiempo determinado y preciso,
                 entonces,
 corre, llama a la amiga ausente,
dile, sin decirlo, que la perdonas,
dile que la quieres, sin decirlo,
con un beso de café en los labios…
 
Llama a tu hombre, ámalo hasta el más
dulce e íntimo gemido, graba los surcos
de su piel salada en la punta de tus dedos
y, sin otro equipaje que el amor,
regresa, serena y leve,
al reino del frío.
                           
 
 
 
HOJAS VERDES
                                                                                    
 
No cierres las ventanas
ni escondas tu silencio,
abre la puerta de la casa
y ven…
 
No olvides que las amapolas
aún florecen en los barrancos,
nueva hierba brota junto a la seca
y, todavía, el verdor de las hojas
me recuerda tu dulce mirar.
 
Llegó el verano,
llegó nuevamente,
sentí su llamada,
oí su canción.
 
¿Cuántos veranos has perdido?
…¿Y cuántos atardeceres?
¿Y las noches de lunas rojas
que embriagan el alma
con aromas de jazmín?
 
Y las fuentes de aguas sonoras
en el boscaje umbrío,
¿cuánto tiempo hace
que no las escuchas?
 
Dime si recuerdas el aroma
de la hierba buena,
de la madreselva
y  los rosales amarillos…
 
Ven,
Todavía es tiempo de abrazar la vida,
agarrarse a ella como a un salvavidas
y salir afuera.
 
Cierra la puerta del dolor
y abre la de la esperanza.
Ven, dame la mano,
no tardes.                                                                   
                                             
 
 
 

PARA GLORIA

Eres blanca margarita,
dulce, tierna y generosa.
Eres una melodía
que el amor tierno deshoja.
 
La cena llena de amigos
tu simpatía desborda,
en tu nuevo cumpleaños
te felicitamos ¡Gloria!
 
Eres blanca margarita
que el amor tierno deshoja.
 

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